Hemos
creído que el siguiente artículo puede ser de interés para todas aquellas
personas que desean obtener éxito personal y profesional
José cabrera (CEO de Cabrera Management Consultants, Presidente del Consejo Asesor
del COEIC, Miembro del Consejo Asesor de Oracle Ibérica, y Socio-fundador y
Presidente de ASPGems y Turtle Entertainment Spain.)
“Cuando te comprometes con el
éxito de los demás tu éxito esta garantizado”
Si hay algo que ha marcado mi
futuro profesional esto ha sido el convencimiento personal de que la mejor
manera de lograr el éxito en todo lo que emprendía era hacer posible el éxito
compartido. Este es, en mi opinión, el compromiso más importante de
un líder con sus seguidores, el compromiso con su desarrollo personal y con su
éxito profesional.
En la reflexión
de hoy quisiera profundizar la vinculación del éxito con el compromiso con los
demás de la mano de Adam Grant, una autoridad de la psicología positiva. Su
obra “Give and Take”, basada en mas de diez años de investigación sobre las relaciones
humanas, rompe el mito de que la avaricia es el camino al éxito y nos da
ejemplos concretos de porqué en la
Era de la
Colaboración el éxito sostenible en nuestras vidas pasa
necesariamente por el éxito de los que nos rodean. Su visión, sin duda alguna,
tiene profundas implicaciones en la forma en que nos relacionamos con nuestros
familiares y amigos, gestionamos nuestras carreras, criamos a nuestros hijos y
diseñamos nuestras organizaciones.
¿De qué depende el éxito en nuestras vidas?
Normalmente
asociamos el logro en la vida, personal y profesional con factores como el
esfuerzo, el talento, la constancia, perseverancia, disciplina, el atrevimiento
o incluso la suerte. Grant nos propone una perspectiva nueva y
refrescante sobre el arte y la ciencia del éxito.
Su investigación, llena de ejemplos
convincentes, nos muestra que el éxito depende en gran medida de la forma en
que nos aproximamos en nuestras interacciones con otras personas. Cada vez que
nos relacionamos con otra persona en el trabajo o en nuestra esfera particular
tenemos que hacer una elección: “Dar o Tomar”. Es decir aportamos valor a la
otra persona sin preocuparnos por lo que recibimos a cambio o tratamos de
obtener tanto valor como sea posible de la relación sin preocuparnos por los
demás. De la respuesta que damos a esta pregunta depende en gran medida, según
la investigación de Grant, nuestro éxito tanto en la vida familiar como en la
profesional.
Tres formas distintas de relacionarnos con los
demás.
En
su estudio Grant identifica tres patrones de comportamientos básicos en las
personas según nuestra forma natural de relacionarse con los demás:
Dadores – Aquellos que” normalmente dan más de lo que reciben “. Son
Generosos en sus relaciones y les gusta ayudar a los demás sin condiciones. Comparten
de forma natural sus conocimientos y resuelven problemas a los demás sin buscar
nada a cambio.
Tomadores - Aquellos a los que les gusta”
recibir más de lo que dan “. Son personas, por contraste, generalmente
competitivas, que tratan de obtener la mayor cantidad posible de nosotros,
sin dar nada a cambio. Operan bajo la premisa de que si no hacen nada por si
mismo nadie lo hará. Son maestros en acaparar el crédito y la auto- promoción y
su objetivo final es asegurarse que están solos en la cima.
Comparadores – Son personas que se esfuerzan por” mantener un equilibrio entre
dar y recibir”. Son equitativos y tienden a buscar reciprocidad en sus
relaciones. Cuando hacen un favor a alguien esperan que se lo devuelvan en otra
ocasión.
Si
se nos preguntará directamente con que estilo de comportamiento nos
identificamos personalmente, la mayor parte de nosotros diría que somos
“dadores” en nuestras relaciones familiares y “comparadores” en nuestra vida
profesional. Es decir que somos generosos con los “nuestros, contribuyendo cada
vez que podemos sin llevar la cuenta y en nuestra vida profesional
tratamos de lograr un equilibrio entre dar y recibir. Buscamos la reciprocidad
en nuestras relaciones, evitando los daños a nuestra reputación de una actitud
excesivamente “tomadora” y al mismo tiempo nos protegemos contra la explotación
y agotamiento que sufren los “dadores”.
¿Quién es más exitoso el egoísta
o el generoso?
Para responder a esta pregunta de una
forma objetiva, Grant llevo a cabo un extenso estudio en tres ámbitos muy
diferentes: la ingeniería, la medicina y las ventas. En cada
una de las empresas, los investigadores recopilaron datos sobre si los
empleados tienden a operar como dadores, tomadores o comparadores y cruzaron
estos resultados con datos objetivos sobre su desempeño profesional, la productividad
y las tasas de error en la ingeniería, las calificaciones en la escuela de
medicina y los ingresos de las ventas.
En
las tres opciones, los “dadores” fueron los de peor desempeño. Los ingenieros
con la productividad más baja y mayor número de errores fueron aquellos cuyos
colegas les calificaban como los que hacían muchos más a favores de lo que
recibían a cambio. Del mismo modo, los estudiantes de medicina con las
calificaciones más pobres y comerciales con el número de ventas anuales más
bajas, fueron los que se identificaron mas frecuentemente con frases como” Me
encanta ayudar a los demás”. Estos “dadores” se quedaban sin tiempo y
energía para completar su trabajo de manera eficaz porque ponen a los demás por
delante de ellos.
Sin
embargo, las personas con mayor éxito resultaron ser también “dadores”. En los
tres contextos, ingeniería, medicina y ventas los mayores triunfadores fueron
las personas más impulsadas a ayudar a los demás.
¿Que diferencia a los “dadores exitosos” de
los “dadores fallidos”? La clave está en la
capacidad para dar y apoyar a los demás en formas que no solo no están en
conflicto con sus intereses personales, sino que les ayudan a ser mas exitosos.
Son personas capaces de ayudar a los demás con un coste personal muy
bajo, se preocupan por beneficiar a los demás, pero también tienen metas
ambiciosas para la promoción de sus propios intereses. Su generosidad tiende a
forjar relaciones más profundas; al abrir las puertas a nuevas redes su
reputación crece, por lo que se convierten en colaboradores de confianza y
ganan la lealtad de sus compañeros. Todo lo contrario ocurre con los
“dadores fallidos” que tienen el problema de ser demasiado empáticos y
altruistas, por lo que acaban sacrificando su éxito personal a favor de los
demás.
Equipado
con estas estrategias de auto preservación, los dadores exitosos logran
generalmente mejores resultados que sus colegas “tomadores” o “comparadores”.
Pero es que además su éxito tiene una cualidad diferente. Y es que logran sus
metas personales de manera con estrategias “gana-gana”. Es decir que hacen
amigos, no enemigos en el camino, por lo que no están nunca solos en la cima,
como es el caso de muchos “tomadores” cuyo éxito se basa en la explotación de
los demás o en la atribución personal de un éxito colectivo.
Una diferencia fundamental: Compartir crea
valor.
La realidad es que
aunque podemos lograr el éxito de ambas maneras, como dadores y tomadores hay
una diferencia fundamental. Cuando gana un tomador normalmente hay alguien que
pierde a su alrededor. En contraste cuando gana un dador su éxito crea valor y
se propaga en cascada a las personas a su alrededor. Esta diferencia es
fundamental en la cultura y en la productividad de las organizaciones. Alentar
a los empleados tanto a buscar como al proporcionar ayuda, reconocer a los
“dadores, y descartar los comportamientos individualistas de “tomadores”, las
empresas pueden obtener beneficios significativos y sostenible.
Nuestros programas de innovación colaborativa en grandes organizaciones nos
muestran, una y otra vez, como creando los contextos adecuados, las
organizaciones obtienen grandes beneficios y mejoran su productividad cuando
los empleados comparten libremente sus conocimientos y habilidades con los
demás. Una cultura organizativa “gana-gana” mejora la coherencia y la
coordinación de los equipos, acelera la innovación colectiva, asegura que la
experiencia se transfiere a los nuevos empleados, y crea un entorno donde los
clientes sienten que sus necesidades son la prioridad principal de todas las
personas de la organización.